Comentario al concierto "Músicos en Valladolid", ofrecido por Diego Fernández Magdaleno en La Casa-Museo de Zorrilla (Valladolid), el 23 de agosto de 2019, dentro del ciclo "Emplazados en el Jardín".
UN CONCIERTO EXCEPCIONAL. Con el patio de la Casa de Zorrilla lleno, a pesar de la fecha, de un público que lo escuchó con recogimiento, el concierto que ayer nos ofreció el pianista Diego Fernández Magdaleno constituyó una auténtica celebración por dos razones que yo valoro especialmente: en primer lugar, por permitirnos a los aficionados a la música superar nuestra tibieza accediendo al conocimiento de la obra de un numeroso grupo de compositores vallisoletanos acerca de la mayoría de los cuales no sabíamos nada, no obstante su calidad y belleza. Me refiero a los Fernández Arias, Francisco García Álvarez, Facundo de la Viña, Cipriano Llorente, Jacinto Ruiz Manzanares, Pablo Magdaleno (abuelo del intérprete), Aurelio González, Jesús Legido, etc., etc.; al lado de quienes o bien conocíamos o bien sabíamos de su existencia: nuestro contemporáneo Joaquín Díaz, Mariano de las Heras, Félix Antonio González y Pedro Aizpurua. En segundo lugar, por el sentimiento de Diego interpretando esas piezas para que llegasen a nosotros sin merma de su expresión poética, a veces de una emocionante profundidad.
Tampoco puedo evitar una reflexión melancólica constatando lo próximas que están al olvido estas creaciones musicales con un gran valor cultural, ante la masiva indiferencia ciudadana, de una ciudadanía a la que se ha convencido de que la cultura son las rebatiñas taurinas que inundan estos días nuestros pueblos o el centro de interpretación del botijo. Mientras, la figura de esos personajes, algunos de ellos titulares de una trayectoria vital verdaderamente ejemplar para la comunidad, va disolviéndose como una sombra que se aleja hasta desaparecer, dejando escapar la oportunidad de la publicidad de su ejemplo como ingrediente principal de una autoestima colectiva degradada por el desprecio de los intereses culturales generales por una clase política incapaz de asumir sus responsabilidades.
Valladolid, 24 de agosto de 2019.